martes, 19 de mayo de 2015

El paso constante e inquebrantable del tiempo

Este sigue siendo mi "blog nuevo". Pero la realidad es que lo creé hace casi un año con una idea que no pude concretar ni sostener: Relatar mi historia clínica, mis pasos, mis sube y bajas, mis sensaciones, mis fotos y todo lo que el universo de la fertilidad con complicaciones genera. Quizás el blog podría ir para un lado o para el otro, quién sabe, eso no importaba más que a mi ansiedad que siempre se adelanta tanto que ahuyenta. Solo se trataba de un salvavidas en un momento de terrible asfixia.

Paso un año. 

Louise Hay ya me frenaría con la primer crítica a mi misma, la leía a ella en la desesperanza de mis diagnósticos de mierda. Me importaba muy poco el cliché de la auto ayuda, solo quería sentiré bien y sanarme. Y el nombre del blog la homenajea "Mi proceso Creativo es equilibrado" era la frase que correspondía en su libro para mi problema de ovarios. Podrán decir lo que quieran de Louise, la auto ayuda y sus libros, pero quién pude dudar que la maternidad y la gestación tienen que ver con un equilibrio creativo. Yo no lo dudo, menos cuando no hago más que meter mi creatividad en un cajón, un cuaderno, una hoja, en una caja. Meterla, guardarla, esconderla, cualquier cosa menos lucirla, vestirla, explorarla, librarla, vivirla. Ahí estamos, mi creatividad, mis ovarios, mi fertilidad y yo, con días buenos, y otros como hoy. Fatales, como cualquier día que la menstruación llega. Por que aunque tenga diagnostico que indica ICSI-FIV mi esperanza de sanar y quedarme embarazada naturalmente, es inquebrantable, casi tan inquebrantable como lo es el paso del tiempo.

Tengo innumerables motivos para justificar porque no logre escribir todo este tiempo, porque no pude ordenar esas ideas, puedo dar razones de que me imposibilito plasmar el caos de mi vida y de mi cabeza. Pero la cruda verdad es que tengo muchas más razones para si haberlo hecho. Últimamente estoy tan realmente ocupada que añoro mi ocio creativo, de escribir, de investigar algo, de leer, de hacer todo aquello que una y otra vez me prometo hacer y disciplinarme de hacer. Y que cuando tengo el tiempo no hago por a,b, c, d, j, z. Y que cuando no tengo tiempo lo añoro. Todo el budismo y el arte oriental que leí en mi profesorado de yoga me señalan con el dedo. El dosificar, la disciplina, el camino del medio, de un paso: no me lo aprendo. Porque se que puedo justificarme, pero la queja y la no acción no lleva a ninguna parte, ni el inconformismo. 

Aquí estoy, con una invasión de ideas como siempre, como los últimos años. Una lista que crece tupida y veloz de proyectos e ideas que solo se acumulan. No son, no existen, no viven. Esta sensación se fortalece cuando llega mi menstruación. Y lo peor es que cada días es más corto ese tiempo, se acorta el ciclo, es distinta, está tan rara, más claramente infértil...

Termino de escribir esta palabra y lloro. Lloro del paso del tiempo, del desperdicio de creatividad, lloro del horror de poner en palabras lo que siento, lo creo, lo sé pero me da el mismo horror que la primera vez que se sospecho. Porque de las ideas a la palabra, uf! hay todo un océano. Me choco con el paso del tiempo, con un año más de espera a quedar embarazada. De espera a que nazca mi hijo o mi hija. De espera a hacer todo eso que potencialmente quiero hacer y me guardo. Hoy me cruje el alma de dolorcito, como las hojas del otoño, como el palo del árbol con el viento, así me crujo, me quiebro. Porque todo me molesta, y no es la menstruación solamente, es el andar de un estudio tras otro, y de que nada funcione ni fluya ni suceda, es saber que si hubiera escrito a su tiempo cada paso se entendería porque mi paciencia ya esta agotada. Es esto de estar trabada en la presión de lo económico y lo laboral. Es lo que no resuelvo mio, lo que no se acomoda del entorno, lo que sigue estanco, infértil, sin gestar, sin nacer.

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