jueves, 2 de junio de 2016

La Pregunta - La dueña

En dos meses termina el contrato de alquiler y tenemos que ver que hacemos. Tenemos otros planes pero como no salen necesitamos aclarar la situación. La propietaria nos propone renovar y reunirnos a conversar. Tenemos un vínculo cálido, cercano, honesto y distante a la vez. En medio de la charla nos propone tomar un mate y desde la cocina hace la pregunta "¿Y los niños para cuándo?. Estos momentos los vivo como el efecto de cámara en las películas cuándo todo estaba normal y de repente se frena con un intenso zoom que lo congela todo.
Pero la realidad es, que de momento y luego de mortificarme tantísimas veces, frente a esta pregunta que "la gente" hace sin mala intención pero ajena, liviana e ignorante de la situación del otro, he decidido dejar de exponerme y de contestar, a no ser que sienta ánimo y deseo real de contestar. Me rescato Sattva que frente al silencio prolongado contesto algo por la tangente que ni me acuerdo. La dueña interpreto que esa tangente neutral era un sí y agrego "hay que lindo, me muero, en serio, pero ¿ya están buscando ahora? que lindo, que lindo".
Lo ignore todo, a ella, al comentario, a la anécdota y me premie de alegría por poder trascender esto sin dolor, ni enojo, ni tristeza y sobretodo con silencio y confiandole la situación tacitamente a él, Sattva. 
Gracias meditaciones, gracias paz interior por aquietarme, por permitirme no tomar personal la ignorancia del otro. La gente que no entiende simplemente no entiende y te impulsa a un lugar simple en tu camino de incógnitas, exigencia y complejidad absoluta y eso lo que en ese momento frente a la pregunta te da bronca, que vean en vos la posibilidad de algo que suele ser natural y simple, mientras a vos la vida te pasa del modo que te esta pasando y aplastando el agrietado camino de la maternidad. Es injusto. Da impotencia. Y da muchas, pero muchas ganas de hacer una escena Tana Ferro de honestidad brutal. Pero esta vez me quede en silencio con cara de boluda. 

miércoles, 1 de junio de 2016

Sin fin

A veces si no escribo me pierdo.
A veces si escribo me pierdo.
A veces solo escribo totalmente perdida.
Otras veces me pierdo escribiendo por todos lados inconclusamente.
Otras veces me refugio en no escribir, otras solo en hacerlo pero no compartirlo, y en el medio de mis senderos de ir medio perdida vuelvo a este lugar como un refugio. Como hoy.
Mis ganas una vez más son de deshacerlo todo y volver al principio.
Pero... ¿Al principio de qué? ¿Cuál es el principio? ¿De qué principio de que cosa de tantas cosas?
Quizás el detonante sean los ciclos irregulares.
Quizás sean los ciclos irregulares cuándo estoy poniendo tanto empeño en mi vida saludable.
Quizás sean los ciclos irregulares con tanta presión y compromiso laboral, más mi presión de vida sana o más sana. Quizás el detonante sea querer de una puta vez compartir el recorrido por todo lo pasado cuando una vez más me siento sin brújula. Quizás es mi intermitencia latente del todo y la nada, del combo:
tiempo, descanso, 20 médicos, 50 estudios, 5 medicamentos, yoga, dieta, ejercicio, meditación, descanso, 10 libros de auto-ayuda, 30 tips budistas, largas vacaciones.
Al otro combo: 4 trabajos diferentes, más 40 horas en aula semanales, no descanso, no tiempo, no lectura, no existo, 7 planificaciones semanales, socias, 5 jefes distintos, 8 grupos de alumnos distintos.
Ahh no no no el principio es mi primer menstruación a los 13, ya con dolor.
Ahhh no no no no, no NO, el principio es la endometriosis a los 22.
¿O las operaciones? ¿Los médicos con sus protocolos, medicamentos y comentarios DI VI NOS? ¿Empezar a buscar embarazo a los 35?
Ahhh ya sé, es la visita al primer médico de fertilidad. Al segundo, al tercero... ¿A cuántos es que fui ya? ¿Es la prepaga, su autorización eterna y ridícula, la puta medicación? ¿Son los que no entiende? No, el principio son todos lo que si entienden y están incondicionales.
El principio de todo es lo alternativo de los últimos meses, los kilos que baje, las otra colección de hormonas que también dan mal. ¿Y el principio, para qué y de qué?
El principio. El fin.
El mientras tanto.
¿?