lunes, 13 de abril de 2015

Volver al punto 0

Finalmente en diciembre pasado, luego de todos los intentos fallidos de prosperar en mi maternidad por caminos que parecían mejores (y no lo eran), volví al Dr. P. Le escribí y como era de suponer me dijo que lo vea en su consultorio cuando quiera. Verlo implica faltar a trabajos tanto Sattva como yo y viajar 400km. Lo hicimos. No había turno, pero la secretaria me acomodo porque me tiene como VIP por vivir lejos. Acomodamos todo nuestro día a día y lo vimos.
Ponerlo al día fue un desafio en mi naturaleza detallista, honesta brutal y dispersa. 

FLASHBACK
Hacía 8 meses me había ido del consultorio del Dr. P sin entender como era posible que tuviera diagnosticado falla ovárica. Aquel día, le hice tantas preguntas de como, cuando y donde, que Sattva casi me sacaba a las patadas. Procesar la posible falla ovárica, los resultados fatales de mis análisis fue un largo camino, oscuro, deprimente, solitario, agonizante, asfixiante. Me quise morir, no es metáfora. 

Aún sin entender y viviendo lejos y trabajando sin francos posibles, me había ido de esa visita el 30 de abril de 2014 con el plan de tratamiento y convencida de concretarlo. Cupones de descuento, recetas indicando medicaciones y ecografías, análisis, fechas, y una cantidad de cosas que no entendía pero que estaba dispuesta a realizar. Por entonces Dr. P me daba una única oportunidad de intentar quedar embarazada en baja complejidad. Ese plan nunca existió, aún sin el dinero intenté comenzarlo, pero el trabajo que tenía por entonces coartaba mi libertad al punto que no pude ni llegar a la segunda ecografía. 

A partir de ahí pase por todas las chances posibles que tenía a mi alcancé, picando y saltando de un lado al otro,  de un médico a otro, rebotando como una pelota de basket. 
Supe de la Ley de Fertilidad. Me informe y pedí turnos vi a un médico más cerca (Dr. Hacha) para que me cubran el tratamiento. Presente todo en mi prepaga y me negaron. 
Supe que un ente nacional regula a las prepagas para que cubran al 100% y junte todo para iniciar que me ampare la ley y me lo cubran. (Esto es un capitulo aparte, que aún no se resolvió.)
Y como todo se demoraba, hable con un abogado, me dio un montón de información y caí a cuenta que de todas formas Dr. Hacha me había caído muy mal. Sobretodo caí a cuenta de que estaba en un aislamiento depresivo por mi diagnostico. Y no pude hacer nada. Hasta que un día desperté de mi deseo de ser mamá tanto que lo abrí al universo y lo conté a mi familia, ellos pusieron a mi disposición dinero para avanzar en el tratamiento de forma privada. 
Ahí busqué al Dr. Estrella que me caía genial y me había contenido mucho en algunas consultas que le fui haciendo, y aunque también quedaba lejos, lo visite dos veces. Me dio un plan de muchos paso a seguir y me cobro una consulta altísima y cuando le pase los resultados, se esfumo. Esto nadie me lo cree. El Dr. Estrella me dejo colgada aún con el dinero en la mano. Nunca supe que paso. 
En todo ese tiempo y en paralelo fui a otra media docena de médicos especialistas en media docena de ramas para que alguien me ofrezca una cura, una respuesta, una posibilidad de revertir. Endocrinologia, clínico, naturista, homeópata, otro ginecólogo, otra médica más, perdí la cuenta de la cantidad de análisis que me hice. 

Así llegue al Dr. P otra vez, al punto 0. Con cantidades de estudios médicos y montones de  información de tramites atascados.