Pero la realidad es, que de momento y luego de mortificarme tantísimas veces, frente a esta pregunta que "la gente" hace sin mala intención pero ajena, liviana e ignorante de la situación del otro, he decidido dejar de exponerme y de contestar, a no ser que sienta ánimo y deseo real de contestar. Me rescato Sattva que frente al silencio prolongado contesto algo por la tangente que ni me acuerdo. La dueña interpreto que esa tangente neutral era un sí y agrego "hay que lindo, me muero, en serio, pero ¿ya están buscando ahora? que lindo, que lindo".
Lo ignore todo, a ella, al comentario, a la anécdota y me premie de alegría por poder trascender esto sin dolor, ni enojo, ni tristeza y sobretodo con silencio y confiandole la situación tacitamente a él, Sattva.
Gracias meditaciones, gracias paz interior por aquietarme, por permitirme no tomar personal la ignorancia del otro. La gente que no entiende simplemente no entiende y te impulsa a un lugar simple en tu camino de incógnitas, exigencia y complejidad absoluta y eso lo que en ese momento frente a la pregunta te da bronca, que vean en vos la posibilidad de algo que suele ser natural y simple, mientras a vos la vida te pasa del modo que te esta pasando y aplastando el agrietado camino de la maternidad. Es injusto. Da impotencia. Y da muchas, pero muchas ganas de hacer una escena Tana Ferro de honestidad brutal. Pero esta vez me quede en silencio con cara de boluda.